La ley de la Atracción y la fe

Como les dije en una entrada anterior tengo mensajes de mis lectoras y/o clientas con historias reales de cómo han aplicado ellas el poder de la Ley de la Atracción, las afirmaciones, el confiar en la fuente divina, y en general todas las técnicas que aprendemos en este espacio. Desde el mes de febrero tengo este mensaje de Gaby quien nos cuenta la manera casi mágica como pudo tener unas vacaciones hermosas con su familia y además su correo en si mismo es un mensaje de esperanza y de fe. Los dejo con las palabras de Gaby:

Querida Eli:

Antes que nada, espero que al recibir esta carta te encuentres súper bien en compañía de tus seres queridos. Que este nuevo año que inicia, sea de abundante felicidad, amor, paz, prosperidad, salud y éxito en todos los ámbitos de tu vida.

Me atrevo a escribirte, porque no quiero pasar por alto todo lo bueno que me ha ocurrido a raíz de cambiar paulatinamente mi forma de pensar. Me ha costado trabajo, porque yo era de las personas que creían que todo lo bueno era para los demás y que tenía que estar al último. A pesar de estar consiente de mis fortalezas, yo las minimizaba, y le cedía el lugar a otros para que triunfaran.

Estos esquemas mentales tan arraigados en mí, me llevaron a tocar fondo en todos los aspectos de mi vida: personal, laboral, de salud y económico.

Sin embargo, gracias a personas como tú que encaminan con su gracias a seres como yo, me he dado la oportunidad de cambiar.

Inspirada en los Salmos de la Biblia, me he dado cuenta que todo está en Dios, que habita en nosotros. Que la luz de Dios nuestro Señor nos guía desde el fondo de nuestro corazón para lograr buenos resultados, y que la trillada frase de “pide y se te dará”, es el comienzo de una nueva vida.

En mi experiencia, noté que ni siquiera sabía qué es lo que realmente quería (aun lucho con esto). Si no sé qué es lo que quiero, pues nunca lo voy a lograr, así que empecé por atraer con la reiterada repetición de afirmaciones, a personas, situaciones, dinero y muchas otras cosas más.

A pesar de que trabajo en una institución educativa importante en mi Estado y que mi sueldo es de los medianamente buenos, mi cheque sale en $00.00 (cero pesos), debido a deudas contraídas con anterioridad. Aunado a esto, debo tarjetas de crédito y departamentales, agiotistas, amigos y familiares. Sin embargo, por canales perfectos y milagrosos me ha llegado el suministro divino, y confío plenamente en que esta situación tan penosa y agobiante se acabe de un momento a otro.

Con afirmaciones como:

“Todo lo que necesito llega a mí, fácil y rápidamente, bajo la gracia y por caminos perfectos”

“Miles y miles de pesos llegan a mí, fácil y rápidamente bajo la gracia y por caminos perfectos”

“Cantidades exorbitantes de dinero llegan a mí fácil y rápidamente, bajo la gracia y por caminos perfectos”

“El Señor es mi pastor, nada me falta”,

“Los caminos de Dios son ingeniosos, sus métodos: Infalibles”

“Todo está bien”

“Nada ni nadie me puede quitar, lo que por derecho divino me corresponde”

Y otras muchas más (inspiradas en el libro de “El juego de la vida y como jugarlo, de Florence Scovel), muchos de mis problemas se han solucionado.

Compartiré contigo algunos ejemplos:

Más o menos en el mes de noviembre (ya desde antes), me dieron unas inmensas ganas de que mi familia y yo tomásemos unas increíbles vacaciones en el mar, en un hermoso hotel con vista al mar y sin preocuparme de nada. Yo contaba con cero pesos, así que todo parecía superficialmente indicar, que no sería posible. Sin embargo, con la primera de las afirmaciones que te comenté más arriba, un día llegó mi esposo y me dijo que su jefe le había ofrecido 4 lugares para ir a Acapulco y que solamente tendríamos que pagar 1 lugar (tengo 3 hijos, mi esposo y yo). Él me dijo que no había dinero para ir, sin embargo yo le dije que no conocíamos Acapulco y que era una buena oportunidad. Él me decía que los hoteles eran muy caros y efectivamente, me puse a llamarles y a buscar en internet y las tarifas eran muy costosas. En particular llamé a uno, (Romano Palace) y me dijeron que ya no había lugares disponibles, porque era temporada alta.

Para esto, mi esposo realizó un trabajo extra que le pagaron súper bien, con ese dinero, (dijo el) nos vamos a Acapulco y pagamos hotel y comidas. No teníamos a donde llegar, pero confiamos en la protección divina.

Al llegar al hotel, todos los que iban en el camión ya tenían su reservación precisamente en el hotel Romano Palace. Se formaron (una laaarga fila), pero yo no me formé, me puse a un lado del mostrador y un señor muy amable (vestido diferente a los demás empleados) me preguntó que qué se me ofrecía. Yo le dije que una habitación para 5 personas. Me dijo que con mucho gusto, que llenara una hoja. Él veía lo que yo escribía y exclamó “ustedes vienen de donde yo soy”, se acerca mi esposo y entablan conversación (porque los dos son de pueblos muy cercanos), entonces el señor nos dijo “les daré tarifa preferencial, solo firme aquí”. Mi esposo firmó y nos hizo un buen descuento. Nos fuimos muy contentos a nuestra habitación. A la mañana siguiente, le preguntó a mi esposo que si todo estaba bien, mi esposo le dijo que estábamos muy contentos. Él nos dijo que nos regalaría 4 cortesías para ir a dar una vuelta en barco y así fue, solo pagamos lo de 1 persona. Este viaje era caro para nosotros, así que gracias a este señor, pasamos una increíble noche en el mar, mirando delfines, disfrutando de un show y gozando de una estrellada noche en medio de un hermoso mar.

¡¡¡¡Y yo con cero pesos!!!!

Te contaría más anécdotas, pero creo que nunca terminaría. Sin embargo, quiero decirte que algunas de mis tarjetas de crédito se han cancelado, con dinero que me ha llegado de forma “mágica” bajo la gracia de Dios, y estoy a punto de sanar en su totalidad todas mis finanzas.

Me cambiaron de un trabajo agobiante y estresante, donde no valoraban mi trabajo (en la misma institución), a otro en donde estoy muy feliz.

Aun padezco de dinero, sin embargo, no me preocupa, porque mi suministro infinito que es Dios, arreglará por mí mi situación.

Quiero agradecerte tu ayuda, el boletín que me llega a mi correo de forma puntual, pero sobre todo, tu preocupación porque los que te leemos, tengamos todo aquello que realmente queremos, todo aquello que por derecho divino nos corresponde.

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